jueves, abril 12, 2007

De Paisa a Soldado VI

2. El primer paso se llama lealtad.

“El Chupapico”

Luego de la iniciación de actividades, vamos a hacer aseo en la cuadra. Nos toca el baño y es un verdadero horror. Algunos no pueden sacar los papeles sucios de los papeleros sin hacer arcadas. Con un trapero me ofrezco a limpiar los urinarios. Ahora está limpio, está muy bien. Castro me ofrece un cigarro, le pregunto si podremos. Me responde que ya hicimos lo que se nos pidió. En eso estábamos cuando mi teniente Gutierrez vocifera: “Y quien mierda limpió el baño, como la raja musulmanes. A ver el par de weboncitos, acérquense al water y díganme que olor tiene”.

- Mi teniente, tiene olor a cloro.
- Entonces le pasai la lengua pelao mentiroso, ESTA WEA TIENE OLOR A MIERDA. COMO LA RAJA EL ASEO. SILVA!!! USTED ORDENÓ HACER ASÍ EL ASEO???
- No mi teniente, pero se lo arreglo de inmediato.- Respondió mi cabo Silva- DE GUATA TODOS LOS PELAOS ESTÚPIDOS.... VAN A TRAPIAR CON LA BLUSA Y DESPUÉS LA VAN A LAVAR!!!

Acto seguido pasábamos de guata por todos lados, entre mojados, con olor a cloro, caca y orina. Realmente no estaba impecable, no lo suficiente como para que nos diera lo mismo pasar de guata por el urinario, ni refregarnos la polera por el interior de los wc. Una manera un tanto ruda, pero efectiva, de hacernos ver que significa reluciente para el Ejercito. El baño quedó impecable.

Salimos corriendo a formar, mi blusa olía a mierda igual que toda la escuadra, sin embargo no hubo tiempo de lavarla. Nos llevaron a hacer ejercicios de escuela, traducidos en un montón de aporreo y aprender a ponernos firmes, a discreción, posición de descanso, alinear, formar el cuadro, a la línea carrera, al trote, etc. Ordenes que no me quedaban claras siempre... pero no era el único. Entonces empezó algo muy bueno para mi, no así para el resto.

- Por culpa de Ávila.... arriba del cerro carrera maaaaar
- Por culpa de Fuenzalida, una vuelta a ese árbol.... CARRERA!!!!
- Agradézcanle a Castro... tombitos... 50 de pierna, 20 de brazos... y como se dice?? Y por la compañía??

Nuestra compañía era la tercera compañía de fusileros del regimiento Buin, pero en realidad no éramos otra cosa que un reemplazo de servicio a la compañía de “Morteros”. Pasamos a ser de la “tercera” a “Morteros”. Por eso, al final, después de pagar, uno tenía que hacer una más y decir: “Tercera” o “Morteros”. La idea es mantener el espíritu de cuerpo, de pertenencia a la unidad.

Siempre que nos mandaban corriendo a cualquier parte yo volvía de los primeros y cada vez con más ventaja. Siempre formaba primero y no me cansaba. Eso es muy lógico, pensando en mi entrenamiento como atleta fondista.

Mi cabo Silva lo notó. Además yo hice lo posible por demostrar que cumpliría cada orden que se me diera. Detrás de un árbol, mi teniente Gutiérrez también lo observaba. Reunieron al pelotón y fuimos aporreados por no vencer a la tercera escuadra. Realmente eran una máquina coordinada, Godoy estaba radiante. Mi teniente Núñez formó a la unidad y nos hizo hacer, por escuadra los ejercicios, y luego bajo las ordenes de los comandantes de pelotón, competir entre nosotros. Perdimos. Gutiérrez pidió autorización para retirar la unidad y la “arengó” de la siguiente manera:

- Musulmanes, hay 2 cosas que no me gustan y nunca me gustarán: EL PICO Y PERDER.

El aporreo fue demoledor, ignoro cuantas horas corrimos, nos formamos, subimos, bajamos cerros punta y codo, nos tiramos arriba de los espinos. Gutiérrez nos tubo haciendo la moto, que es como una sentadilla sin llegar abajo, pero también sin subir. En esa posición, bajo el sol estuvimos muchísimo rato. Las piernas me temblaban. Algunos fueron cayendo de cansancio y los clases los hacían pagar de brazos mientras tomaban la posición de la moto. Yo no me caería.... o si?? Casi por rendirme, Gutiérrez nos ordena dar una vuelta al fuerte, algo así como 2,5 Km. El que llegara primero salvaría a su escuadra de pagar.

“Esta es la mia”. Tomé trote de competencia y fui adelantándolos a todos. Alegría me seguía con más voluntad que técnica, yo mantenía la calma y lo dejaba acercarse, sabía que me quedaba y que en el remate se gana. A mi ritmo de carrera de 1500 metros, no fue capaz de resistir el remate de los últimos 400 o 500 metros. Obvio, yo había corrido distancias mayores, contra atletas de selección. Era mi turno de mostrarme. Llegué con más de 100 metros de ventaja sobre Alegría y los otros de la tercera escuadra. Llegué contento, siempre me gustó correr, me puse firme a 3 pasos de Gutiérrez y le dije: “Cumplida su orden mi teniente, soldado conscripto Fuenzalida, primera escuadra”. Eso sin jadear... quería que vieran al mejor de todos. Uno a uno fueron llegando el resto, se demoraron mucho... sobre todo los gorditos. A esa altura yo ya estaba conversando con Alegría, Ramos, Fredes y otros buenos soldados. Gutiérrez espero a que todos llegaran, hizo que nos contáramos y señaló que yo había ganado, pero que no estaba seguro, ¡otra vuelta en sentido contrario!... yo no dude nada, salí disparado de inmediato, junto a los chicos de la tercera. Ahora los esperé un poco más, tenía la certeza que nadie me ganaría si mantenía un ritmo de 5 mil más o menos. En el giro iba concentrado del ritmo del paso y de los baches, mientras pasaba cerca de las garitas y sus centinelas Llegando a 400 o 500 metros de mi teniente, rematé como se hace en pista, sacando ventaja del resto. Llegué primero y me puse firme, repetí la frase... Mi teniente nos miró entre cagado de la risa y burlesco.. “de vuelta y pal otro lado musulmanes”. Sin dejarnos respirar recorrimos los 2,5 kilómetros otra vez. Yo salí primero, pero los que venían al vernos empezaban a devolverse. No podía perder, tomé un ritmo desenfrenado como rematando en mucha distancia. Volví a quedar primero, pero era mi limite, me había exigido al contrario de como se hace en la competencia. Mi remate fue más desesperado que nada y también contra nadie, la mayoría estaba lejos. Los muchachos habían quedado muy atrás, algunos habían caído. En el camino de vuelta, encontré a varios votados, vomitando y todo... antes de partir con la “maratón”, habíamos sido aporreados por horas y ahora muchos habían corrido lo que no han corrido en toda su vida. Mis piernas siguen firmes, controlo mi respiración y mi ritmo cardíaco se apacigua, poniendo mis manos en la cintura.

Llego y me paro firme a tres pasos, pero hay alguien antes que yo. Eso no puede ser. Se explica por que al ver que nos devolvíamos, había retrocedido sin haber corrido la distancia, pudo haber vuelto caminando y nos ganaba igual.

Es un chiquillo de la cuarta, que se salva del aporreo completa. La tercera, nosotros y la segunda seguimos haciendo la moto, tombitos y otras mientras, la cuarta hace ejercicios de escuela. Para todos está claro que habíamos corrido mejor, pero ganar a veces es la oportunidad de hacerlo, más que merecerlo. Pero ya estaba hecho, mis compañeros de la escuadra me dicen chupa pico, por que cumplo mis ordenes y los dejo atrás, respondía de acuerdo a lo enseñado y ponía mi mejor esfuerzo en cada cosa. ¿No era acaso lo que debemos hacer?.

Alegría y Ramos se ríen mucho de mi. A ellos no les molesta recibir las ordenes, pero son más relajados, menos rígidos. Para mi todo es cuestión de honor, de orgullo, de ser el mejor. No tolero que me digan Chupapico... como si estuviera haciendo algo malo... ¿O será que si?

Mi teniente me llamó y me dijo: “Siempre dicen que los pelaos chicos son mejores. Pues bien, vamos a ver quien es mejor, tengo 4 candidatos, va ganando Alegría.” Vulgarmente, ají en el poto. No me iban a ganar, nadie me puede ganar.

A partir de ahora lo haré todo corriendo, todo rápido, todo excelente. Mi cabo silva me dá ordenes precisas y parece tener la intención de que me note. Me aporrea junto con el resto y me pide cosas. Se había empezado a desgranar el choclo. Para mis superiores soy de los mejores, pero para mis camaradas, soy un chupapico.

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