martes, abril 10, 2007

De Paisa a Soldado IV

“SALIR A FORMAR LA UNIDAD”.

He sido ubicado como último hombre de la primera escuadra del primer pelotón. A mi lado hay un joven de apellido Castro. He conocido a mi cabo Silva, quien será mi comandante de escuadra, el primero de la línea de mando que se extiende hasta el Presidente de la República, ciudadano Eduardo Frei, pasando por mi general Guillermo Garín Aguirre y mi general Pinochet. Es curioso el orden de las cosas, ahora son mis generales.

El conducto regular o procedimiento establecido para hacer patente cualquier tipo de alcance, debe pasar necesariamente por el comandante de la unidad mínima que se llama escuadra.

Después hay una unidad que se llama sección o pelotón, dependiendo del tamaño, las secciones tienen 3 escuadras y los pelotones más. 3 secciones forman una Compañía, que es la unidad base de la infantería. Los mandos de las secciones recaen en tenientes, subtenientes y alférez. Los mandos de la compañía, típicamente en Capitanes, pero a veces, como en nuestro caso, somos comandados por mi teniente Núñez. Nuestra compañía es rara, por que somos 2 pelotones. El comandante de mi pelotón, el primer pelotón, es mi teniente Gutiérrez, que nos trata de musulmanes y cuando algo está malo exclama: “Como la raja la wea...musulmanes”

Soy el que tiene la estatura más baja en la unidad junto a un soldado colorín, otro que se llama Adrián Faundez, a quien le han llamado “Gato”, y otro que lo encuentro igual al huevo Valencia, justamente con ese apellido materno.

Nos han llevado ha enseñarnos a marchar y lo que llaman “ejercicios de escuela” que son como ponerse firmes, como girar y esas cosas. Ha sido terrible, hemos pasado más de la mitad del tiempo haciendo flexiones de brazos, sentadillas, corriendo o andando punta y codo. Se nos dice que así se extrae la energía de los soldados. Mi cabo Silva no nos dice garabatos, pero su trato no es mucho mejor, nos dice estúpidos, imbéciles , calamidades, etc.

Marchamos a la cuadra a buscar las bandejas puesto que iremos a rancho por última vez en el día. Luego se hará una ceremonia que se llama retreta, donde debemos contarnos una vez más, como se hace siempre que estamos formados. Bajo la orden de “Numeeee rarse”, empieza el primer hombre de la primera escuadra, contando :”Uno” y mirando al del lado, así sucesivamente, hasta que el último hombre de la unidad cuenta: “115 y último mi cabo... “o mi sargento, como en este caso.

Hemos corrido todo el día, ha sido larguísimo y no sé cuanto quede, mientras hacemos una fila para entrar a comer. Tengo mucha sed, tengo mucha hambre, me duele todo el cuerpo y eso que yo entrené por años en alta competencia. Ha sido demoledor, moralmente sobre todo. Mi orgullo no dá más. Mi teniente Gutiérrez nos hace burlas, diciendo que no nos cabría ni una aguja por el chico, que estamos muertos de susto y que si alguno le dice ahora que se quiere ir para la casa, que capaz que lo ayude y lo mande de vuelta. Sé que es una provocación para ver quien es más cobarde o algo así, claramente uno de ellos cae, es un tipo gordo de voz muy ronca, que se identifica como Opazo, y la sacramental respuesta de mi teniente es: “Opazo?? Puta, maraco, bombero??”. Sobre sus palabras Opazo dice: “Soldado Conscripto Opazo mi teniente”. Es impresionante, en un día somos soldados conscriptos, que recibimos ordenes y nos movemos muy rápido.

Mientras Opazo habla con mi teniente sin que podamos oírlo, pienso en que me quiero ir de ahí, que no es mi sitio, que si llamo a mi mamá, de seguro ella encontrará familiares o amigos que me saquen de ahí. La realidad es que no sé ni donde encontrar un teléfono. Tengo mucho dolor en la rodilla, hambre, sed y hecho de menos a mi abuelita, a mi papá y a mi mamá... de seguro estarán tomando onces. De seguro servirán té y se preguntarán por mi. De seguro que mi mamá responderá que estaré bien, que puedo hacer cualquier cosa que yo me proponga. Estoy seguro que mi papá está orgulloso de mi.

Opazo ha perdido su turno para comer, Gutiérrez sólo lo ha distraído para que tenga que ponerse al final de la fila. Miro el sol que alarga las sombras en la tarde y marchamos de vuelta a la cuadra,

Nos han revisado todo los elementos en lo que se llama “revista”. Mañana, a las 0700 horas se dará el toque de corneta llamado diana. Algún despistado pregunta: “¿Diana? ¿Y quien es la Diana?” y un soldado responde: “Será una mina que te toca la corneta”. La risa es sincera y siento que dentro de todo, estoy entre camaradas. Violentamente las luces se encienden y nos informan que debemos dormir, que hay que lustrar las botas y se hace un turno de noche que se llama imaginaria. Godoy es muy simpático conmigo, es como bueno para la talla y relajado, me asigna un turno en la imaginaria, debo ser despertado a la 1 y despertar a las 2 al joven que forma a mi derecha en la primera escuadra, Daniel Castro.

Yo no fumo, siendo atleta es imposible fumar, sobre todo viviendo 3 horas diarias de entrenamiento. Sin embargo, Daniel me ha pedido que lo acompañe a fumar antes de volver a dormir. Me ofrece y le digo que si, quizás es el único resquicio social que encuentre, me acuerdo del clase que estafó al soldado al pedirle un cigarrillo. Quizás la gente converse fumando y tomando café, lo acompaño. Castro es electricista, de un colegio técnico, le falta hacer la práctica y podrá desempeñarse profesionalmente. Es el orgullo de su familia en la población San Gregorio, a diferencia de sus amigos, no siguió el camino de las drogas. Es un buen tipo que no quería estar aquí. El quería hacer su practica, pues su mamá lo necesita y además hecha de menos a su polola.

Mi cabo silva se ha despertado y nos sorprende fumando. Nos asusta un poco y pregunta algo de nosotros. Contestamos con prontitud cada duda que tiene. Él nos cuenta que es evangélico y que jamás agrediría a un soldado, pero que nosotros no estábamos de paseo, que estábamos preparándonos para lo peor. Castro cuestionó por que otros que eran malos, delincuentes y drogos no estaban ahí. Silva respondió algo que jamás se me hubiera ocurrido, para mi esto era el deber, el cumplir con la patria, apartar algún otro desdichado como Castro, de tener que pasar por esto. Silva nos dijo que nosotros teníamos una familia que cuidar y teníamos algo que perder. Y que es la única motivación de un soldado, su patria, su familia y mantener viva la esperanza del futuro. Miré a Castro, el realmente estaba perdiendo algo estando acá. Pero ciertamente, ante una eventualidad, podría perder mucho más que un delincuente: su familia y su futuro están en riesgo si dejamos de cuidar nos dijo Silva.

Ahora que todos duermen describiré donde estoy y a que llamo “La Cuadra” o la compañía, que no es otra cosa que el edificio de tropa de la Compañía de Morteros.
Primero, la Cuadra propiamente tal, que es enorme: con 75 literas con dos camas (vulgarmente camarotes), franqueadas por casilleros o lockers, y dispuestas transversalmente al eje longitudinal, manteniendo un pasillo al medio, justamente en el eje de 2 puertas, una que dá hacia un Hall y otra que es como una puerta trasera que dá a la intemperie más espantosa de la sierra chacabucana, a 500 metros de la reja que está custodiada por centinelas armados. Piso de flexit gris y con muchas ventanas chicas a 2 metros sobre el piso. Está ahora dividida entre los soldados antiguos que se quedaron con la puerta de atrás y nosotros con 60 literas. Sobran algunas camas sin colchón hacia el final. Mi cama está en la tercera fila a la izquierda entrando desde el hall, justo al centro. Dormiré en la cama de abajo.

El hall es algo menor, cuenta con un mortero de 81 mm bajo el escudo de la unidad, arma de utilería naturalmente. Un televisor que no he visto nunca encendido. Existen 2 termos eléctricos que están apagados, con capacidad para una ducha de la unidad. Si uno los enciende, se baña con agua caliente, dependiendo el chorrito de la ducha, me lo acaba de contar un pelao antiguo, que nos ayuda a entender donde estamos.
El hall comunica con 5 recintos y la puerta principal del edificio, constituida por una mampara abatible de dos hojas, de vidrio y marco metálico.

Los recintos comunicados al hall son:
-Un baño para 30 personas aproximadamente con no más de 12 lavamanos, no todos utilizables y una ducha que es un pasillo (a mi me parece un túnel) de 70 cm de ancho en forma de L, con un vestidor de menos de 15 m2. Dividido por tabiques de poco más de dos metros, se podría decir que el baño son 5 recintos: la ducha, los wateres, el urinario y una corrida de 6 lavamanos y finalmente unos 5 wateres más y otra corrida de lavamanos que pueden ser aisladas para recibir a “personal femenino”, como nos dicen entre risas algunos soldados.
-Una pieza especial para el clase de servicio o el clase que permanece a cargo de la unidad en período ordinario, con dos literas simples y un cajón. Además, de 4 fusiles con sus cargadores amarrados con cadenas a un atril.
-La peluquería, que cuenta con espejo y dos sillas. Siempre cerrada, a cargo del clase de servicio.
-Una bodega al otro extremo de donde está la puerta de la cuadra, de la que se extrae la ropa en general y algunos elementos del cargo, como cinturones de combate, arneses, cantimploras, baleras (donde se llevan los cargadores).
-La otra puerta, que está a un costado de esta y hacia la salida, no la he visto abierta. Es blindada y cuenta con una luz roja arriba que ahora está apagada. Se me hace muy interesante.

Por los costados duermen, en varias piezas disponibles y a parte, los otros clases en período de acuartelamiento, como éste, que se llama período básico. Mi cabo Silva me acaba de contar eso mismo y que los oficiales tienen otro recinto, un edificio que se llama “Comando de Compañía”, donde hay oficinas, teléfono, computador y 2 baños, uno privado para el comandante de la unidad, con calefón. Por eso llegó por la mampara desde donde nosotros habíamos salido a fumar y nos asustó desde la oscuridad.

Yo toso profusamente, no sé fumar. Me acuesto muy mariado y las luces se encienden violentamente en la siguiente pestañada.. “Vaya despertando, abra las cagás de ojos.... siéntese en la cama, despierte que está atrasado”.... alguien entendió que debía levantarse y fue recriminado. No, no debemos levantarnos enseguida, tenemos que esperar la orden. Primero hay que despertar bien para evitar accidentes, sentarse en la cama y después: “Levantarse, vaya sacándose el pijama, haga el rollo, HAGA EL ROLLO CALAMIDAD!!, pelaos lentos, como estoy feliz por que anoche me tocó, les voy a dar un año para salir a la ducha: ENERO, FEBRERO, MARZO... vaya apurando el paso, pase a la ducha, por que no hizo el rollo!!!!, ABRIL, MAYO, 21 de MAYO...SE ME PONEN FIRMES LOS PELAOS!!! El 21 de Mayo se celebra el combate naval de iquique, JUNIO, 7 de JUNIO.... puta los weones ignorantes, el día de la infantería...JULIO 9 y 10 de julio!!! AGOSTO, SEPTIEMBRE; FIESTAS PATRIAS Y LA PARADA MILITAR!!! OCTUBRE, NOVIEMBE, DICIEMBRE..... SALIR A LA DUCHA CALAMIDAD... por que no sale??, por que no ha hecho el rollo!!!!”

Toalla en la cintura salgo con las hawaianas, sin correr como nos advierte mi cabo Ortega, un tipo de un vozarrón impresionante. Sin correr, pero a paso vivo, es decir, rapidito. Dejamos la toalla más o menos colgada y entramos al túnel donde cae agua de todas partes, helada por cierto, pero entre tantos creo que no alcanzo a tocar ni una gota... entre que se me moja el pelo y rápidamente paso por la ducha, en cosa de segundos, con jabón todavía en todas partes. Vuelvo por mi toalla y entre todas no sé cual es la mia. La dejé colgada acá: “Yo también”, dice otro. “puta mi toalla weon”, “pásamela que esa es mia, tenía una hilacha más larga”. Ortega llega con un palo y una pantufla, nos dá de golpes en el poto con la pantufla y nos manda a afeitarnos y lavarnos los dientes.

Tomo cualquier toalla y otro dice: “puta weon, si esa es la mia” yo le digo que enseguida se la cambio... a esta altura, ante los pantuflazos en el poto, me dá lo mismo cual sea la toalla. Mi cabo Ortega empieza a contar desde 20 regresivamente

¿Por que hacemos caso a los conteos? Es muy simple, cuando llega a 0, dice: “AL ALTO!!” y acto seguido debemos quedar firmes donde estemos y en lo que estemos, y luego nos aporrean pagando de brazos, piernas, punta y codo. En el baño, desnudos y con el suelo mojado, es bastante desagradable, toda vez que se mojan las toallas.

Estoy con la toalla en la mano y estilando, con shampoo detrás de las orejas y antes de 2 minutos, con las botas y pantalones puestos. Minutos antes, yo dormía como un lirón... aún no pasan 10 minutos desde que desperté. Tomo mi maquina de afeitar, mi cepillo de dientes y parto al baño...¡error! No tengo espuma de afeitar. Nadie tenía espuma por ahí cerca, me lavo los dientes y con las espuma de la pasta me paso la hoja... me duele demasiado, tengo la cara colorada... compartimos de dos o tres los lavamanos y todo es rápido... Llegan otros clases preguntando que chucha, que por que no estamos listos. Voy a ponerme la polera y la blusa y veo mi cama en el suelo, el rollo estaba mal hecho, me agacho a recoger las cosas, pongo las sábanas, amarradas con un nudo, las desarmo una y otra vez, a nadie parece gustarle mi hechura de cama... veo que hay muchas otras en el suelo. Me dicen que haga el rollo, que no tienda todavía la cama... Godoy llega y lo hace él, me muestra como hacerlo, es geométrico, al tercio de la cama, con soltura levanta el colchón. Parece fácil, pero rápido descubro que no lo es y el mismo Godoy vuelve a tirar mi colchón al suelo. Una vez más empieza un conteo. Ahora en 20 segundos afuera.... “SALIR A FORMAR LA UNIDAD”.

No hay comentarios.: